Cruces peligrosos
Siempre he creído en la sabiduría popular y en la experiencia atesorada por todos aquellos que, habiendo vivido lo pactado, han decidido morirse. Dicen, los que saben y siguen vivos, que a los cementerios se va para no volver, a no ser que vayas de visita y ciertamente son lugares ideales donde nunca te van a llevar la contraria. Los cementerios, siguen diciendo los sabios, son reservas de paz y silencio, faltaría más!, menudo sobresalto tendríamos si no fuera así. Lugares para el recogimiento y donde tomar conciencia de la insignificancia humana y sus límites. Espacios democráticos donde todo se iguala y nada resulta necesario. Lugares donde pace la eternidad en plena descomposición y sin agencias de viaje que te arreglen un crucero. Los cementerios son un bálsamo para el estrés aunque a mí siempre me han parecido lugares muy complicados para circular: están llenos de cruces y no hay ningún semáforo. Seguramente por eso los residentes se mueven tan poco.
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