dijous, 8 d’abril del 2010

Joder

Si joder es una de las actividades más interesantes y satisfactorias que pueda realizar el ser humano, y no digamos ya los animales que lo hacen sin sentido de la culpabilidad ni remordimientos de conciencia, ¿por qué entonces nos empeñamos en calificar de jodidas, situaciones adversas, incomodas o, directamente desastrosas? ¿Por qué estamos jodidos cuando estamos mal? ¿No debería ser al revés? ¿O por qué cuando pretendemos dañar a otra persona decimos: te voy a joder? ¿O cuando estamos seguros que nos equivocaremos decimos: la vamos a joder? ¿Por qué equiparamos el acto sexual, principalmente necesario y placentero, con situaciones inequívocamente negativas? ¿No será que nos lo miramos todo desde una perspectiva religiosa, donde el sexo es pecado y, en consecuencia, su práctica no puede ser, en ningún caso, aceptable? Deberemos cambiar urgentemente el léxico y adaptarlo a nuestra realidad más lúdica, laica y menos culpable. Prefiero, sin duda, asociar la expresión bien jodido, a una relación sexual satisfactoria y no a una situación de frustración y desencanto. Mi cuñada está jodida, bien jodida, con una panza enorme de 7 meses y es muy feliz.