diumenge, 1 de novembre del 2015

Versos perversos

Cálmate, pues, Inés mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu resentimiento
la triste cárcel sombría. 
¡Ah! ¿No es cierto, Inés mi amor,
que en esta apartada orilla
más pura la independencia brilla
y se respira mejor? 
Esta aura que resplandece llena
de los sencillos olores 
de las campesinas flores 
que brota esa orilla amena; 
esa gente limpia y serena 
que atraviesa sin temor 
la sinrazón del traidor 
que espera anhelante el día, 
¿no es cierto, Inés mía, 
que está respirando amor? 
Esa armonía que el viento 
recoge entre esos millares 
de pequeños lugares, 
que agita con vigoroso aliento; 
ese dulcísimo acento 
con que propone el señor 
de sus escaños morador, 
llamando al cercano día, 
¿no es verdad, ciudadana mía, 
que están respirando amor?

Moltes gràcies Zorrilla